jueves, 15 de septiembre de 2022

TEA TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA

 

Definición del DSM-5

Engloba el Trastorno del Espectro Autista (TEA) dentro de los Trastornos del neurodesarrollo, incluido en el grupo de las afecciones con inicio en el período del desarrollo.

Según el DSM-5, el trastorno del espectro autista se caracteriza por:

A.    Deficiencias persistentes en la comunicación social y la interacción social en múltiples contextos, incluidos los déficits de la reciprocidad social, los comportamientos comunicativos no verbales usados para la interacción social y las habilidades para desarrollar, mantener y entender las relaciones.”

1.     Las deficiencias en la reciprocidad emocional varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal  y fracaso de la conversación normal pasando por intereses, emociones o afectos compartidos, hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.

2.     Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social varían, por ejemplo, desde una comunicación poco integrada, pasando por anomalías del contacto visual  y del lenguaje corporal o deficiencia en la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de de expresión facial y de comunicación no verbal.

3.     Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos hasta la ausencia de interés por otras personas.

B.    Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades que se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes.

1.     Movimientos,  utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p.ej., estereotipias motoras simples, alineación de juguetes o cambio de lugar de objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).

2.     Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal y no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día).

3.     Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (p. ej., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).

4.     Híper o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (p.ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por la luces o el  movimiento).

C.    Los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas.

D.   Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.

E.    Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual o por el retraso global en el desarrollo.

En esta nueva clasificación del DSM-5 se realiza un diagnóstico más descriptivo a través del uso de especificadores de la gravedad en el momento del diagnóstico.

  • Con o sin déficit intelectual acompañante
  • Con o sin deterioro del lenguaje acompañante.
  • Asociado a una afección médica o genética.
  • Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento.

La etapa en el que el deterioro funcional llega a ser obvio variará según las características del individuo y su entorno, de la gravedad de la afección autista, el nivel de desarrollo y la edad cronológica; de ahí el término espectro.

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