También se le denomina como Síndrome Marshall, que hace referencia a su descubridor, que definió el síndrome en 1987.
La fiebre que sufren los niños es muy alta, y se inicia de forma brusca, alcanzando temperaturas de 41-42 grados, y que duran entre 3-6 días.
Los brotes suelen durar entre 3 y 7 días, con una duración media de 4 días, y hay un intervalo entre brotes de unas 2-8 semanas (normalmente 4 semanas) en que los niños no tienen síntomas. Los intervalos entre brotes suelen ser regulares, y los padres pueden intuir cuándo volverán a producirse. Sin embargo, con el tiempo dichos intervalos se vuelven más irregulares.
Causas
Las causas son desconocidas, aunque se ha considerado la posibilidad de que los factores genéticos (no monogénicos) y hereditarios influyan. Asimismo, el hecho de que el sistema inmune innato se desregule parece tener un papel clave en el desarrollo de la enfermedad.
A pesar de ser una enfermedad autoinflamatoria, no se ha podido demostrar la existencia de mutaciones genéticas, pero estudios recientes describen varias variantes genéticas en genes que modulan la respuesta inflamatoria.
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